Hoy nos preguntamos sobre la FE, la Fe que sienten aquellos que, sin hacer los esfuerzos ciclópeos de tantos que vienen de rodillas a postrarse a los pies de la Madre tendrán el mismo amor sin llegar a sangrar por ella y tenemos testimonios que nos conmueven hasta las fibras más íntimas cuando vemos algunos que cargan muchos años ya, emocionarse hasta las lágrimas cuando la Morena del Valle pasa frente de ellos por alguna parte del recorrido habitual o cuando, llegados al trono mismo, se persignan en señal de sumisión y respeto u oran emocionados sin bajar su rostro de la imagen tan cercana de la madre.

Una de las fotografías es antigua, ha tomado un tono sepia (foto de portada) y le confiere un valor significativo a ése rostro pleno de arrugas que muestran, seguramente años de verla pasar frente suyo y años de brindarle su emocionado homenaje.

Un apunte que quiero agregar en esta oportunidad, sobre todo para aquellos más cortos de edad que pudieran no haber presenciado lo que cuento seguidamente.

Cuando se realizaban las dos procesiones de cada año, y no había tanta gente en la ciudad como hoy, la venerada imagen daba la vuelta la manzana de la plaza 25 de mayo en su dorado trono que era llevado en andas por personas que lo solicitaban especialmente o por un grupo de hombres llamados portadores de María, quienes se iban turnando para poder soportar el peso de dicho trono.

Muy pintoresco resultaba la circunstancia que, delante de la cruz procesional, iban otros fieles con unas larguísimas varas cuyo objeto era levantar los cables transversales que cruzaban las calles desde las veredas a la plaza a fin de facilitar el paso de la imagen que de otro modo no podría haberse desplazado. Hoy es otro el trono en el que hace el recorrido de fe.

Otro pintoresco aspecto resultaba pues en todo el trayecto de la calle San Martín, los bordes de los canteros del principal paseo estaban adornados con naranjos los que siempre le dieron una muy especial personalidad a dicho lugar. Una vez que la Santísima Virgen pasaba por delante de ellos, los fieles que se encontraban sobre ese sector subían a los naranjos, cortaban las ramas, seguramente para ellos y amigos o familiares, pues los consideraban ya bendecidos. Luego uno podía verlos en los diferentes hogares, cruzando el infaltable cuadro de la virgen por su parte posterior algo así como los ramos de olivos en la semana santa.

Las muestras de fe son infinitas, créanme que durante tantos años he tomado fotos en blanco y negro, en papel color, en diapositivas y ahora en formato digital, podría ilustrar varios tomos con pruebas.