La declaración de la Emergencia Hídrica es una demostración acabada de la desidia e inoperancia de los gobiernos anteriores. Los 10.000 millones de pesos es un índice inexpugnable de lo que no se hizo en todos estos años. No corresponde entrar en la discusión si fueron 10.000 o menos los millones que ahora hacen falta en la provincia para solucionar el problema del agua y de las cloacas. La realidad se vive diariamente y sí sabemos que hacen falta muchas obras para terminar con los inconvenientes.
La provincia ha tenido déficit de obras en todos los gobiernos, pero en los últimos dos períodos de Lucía Corpacci ha sido muy pronunciada la falta de inversión en obras de infraestructura. Los que defienden a la ex mandataria dirán que fue culpa del anterior gobierno nacional, a estos le debemos recordar que antes gobernó con Cristina Kirchner como presidenta. Cortar cintas, entregar casas, hacer publicidad oficial, sin los servicios esenciales no sirve, porque el concepto es inverso. Claro, no se gestiona con sentido común sino pensando siempre en la siguiente elección.
Vamos a citar un ejemplo, cuando asumió Corpacci estaba adjudicada la segunda etapa del acueducto, tenía la decisión en sus manos, lo que ocurrió es que la obra no se inició por razones políticas, toda vez que todo lo que había dejado el gobierno de Brizuela del Moral era mala palabra y lo que es peor, nunca realizó un nuevo proceso licitatorio cuando la obra era urgente. Una verdadera estadista hubiera continuado la obra del antecesor, pero esperar esa actitud en Catamarca es como pedirle peras al olmo.
Ocho años pasaron para que el siguiente gobernador tome la acertada decisión de realizar la esperada obra junto a otras muy necesarias, para empezar de a poco a solucionar los inconvenientes, no será de un día para otro. Es de esperar que el proceso se inicie en forma inmediata y no se detenga.
Un párrafo aparte merece la discusión en la Cámara de Diputados, a la Cámara Alta no nos vamos a referir, ya que la abrumadora cantidad de senadores del oficialismo, la convierten en una escribanía de gobierno o en un buzón de correo. En el debate de la Cámara Baja se perdió la oportunidad de sincerar la cuestión. En efecto, los diputados viven en la provincia y padecen las calamidades de la falta de agua a diario, pero en base a lo discutido parecen que vivieran en La Rioja o en Tucumán.
Los diputados opositores se limitaron a poner en tela de juicio el monto de la inversión cuando eso se puede hacer cuando empiezan los procesos de licitación de las obras. Pequeñas chicanas para intentar demostrar que hacen algún tipo de control, pero... ya somos grandes, peinamos canas y por supuesto ya no nos comemos el amague.
La realidad fue que se negoció, pero no con el objetivo de mejorar la ley y que se realicen las obras que tanto hacen falta para mejorar la calidad de vida de los catamarqueños, sino que hicieron lobby para que una empresa amiga del poder (empresa creada en épocas de Corpacci), con muy buenos contactos en el gobierno y con una parte de la oposición se quedara con algunas obras del paquete, a cambio de que los diputados opositores aumenten el monto de contratación directa. El clásico manual del toma y daca, triste espectáculo frente a la hora más difícil para los ciudadanos de a pie.
Para lograr el cometido, unos diputados se pusieron en contacto con el ministro Moreno para hacerle la propuesta. La respuesta no fue positiva, entonces fueron a la carga para intentar convencer al Gobernador, para ello lo hicieron hablar a un ex ministro del gobierno de Brizuela del Moral con aceitados contactos, con un funcionario del gobierno de Corpacci que tiene un puesto relevante en el actual gobierno.
El gobernador no se dejó presionar ya que contaba con los votos de la oposición, los que no se prende en los espurios negocios del poder, que no estaban en la maniobra para quedarse con parte de los dividendos en efectivo.
La ley se aprobó y este grupo salió con el chamuyo* de siempre, a culpar a sus adversarios internos por votar con el gobierno, cuando ellos se opusieron no por grandeza cívica, sino por la imposibilidad manifiesta de no lograr sus objetivos espurios.
De solo observar como votaron los diputados ese día, los lectores podrán sacar sus conclusiones. Advertimos que no todos los diputados que no votaron a favor están en la maniobra que estamos relatando, pensamos que se dejaron llevar por las mentiras de los diputados lobistas cuyo apellidos no vale la pena mencionar porque todo el mundo los conoce y en su momento lo daremos a conocer.
Como dice el refrán: el que mucho habla poco hace. Mucha presencia en los medios y en las redes no garantizan una buena tarea. Se va otro año con poca tarea legislativa, solo un puñado de legisladores trabajan, los otros nada de nada y los de al lado, pertenecen al bloque de los famosos mudos.
En el año del coronavirus y de la pandemia mundial, muchos políticos en Catamarca siguen cuidando su quinta, llevando agua para su molino, en definitiva pasando por la función legislativa sin pena ni gloria, haciendo gala de una mediocridad, que ya es alarmante.
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