La Ley de Emergencia Hídrica para la Provincia se aprobó el jueves pasado en la Cámara de Senadores. La iniciativa fue presentada por el Poder Ejecutivo en un trabajo conjunto con el Senado, teniendo en cuenta el proyecto de resolución que ya había sido aprobado y la media sanción otorgada por la Cámara Alta y las modificaciones efectuadas en Diputados.

La iniciativa declara en estado de Emergencia la prestación de los servicios públicos de Agua Potable y desagües cloacales; Agua para Riego Agropecuario e Industrial; en todo el territorio de la Provincia de Catamarca.

El Gobierno Provincial con esta iniciativa proyecta invertir en la mejora de servicios públicos esenciales la suma de 10.000 millones de pesos, decisión que todos los catamarqueños debemos aplaudir y exigir que se cumpla, ya que las falencias en el servicio de agua y cloacas son evidentes, pues a diario existen múltiples reclamos por parte de la ciudadanía.

Esta Ley le permite al ejecutivo contratar en forma directa las obras que figuran en el cronograma hasta la suma de 150 millones de pesos. Esto es lo que motivó que parte de la oposición se abstuviera de votar, indicando que lo hacia porque le daba mucha discrecionalidad al poder ejecutivo a la hora de convenir los contratos con las empresas que se encargaran de la ejecución de los trabajos.

Los dos diputados del PRO, Enrique Cesarini y Natalia Saseta, cuatro radicales, José Antonio "Chichi" Sosa, Juana Fernández, Carlos Marsilli, Francisco Monti y uno del NEO, Marisa Noblega se abstuvieron en la votación con el argumento remanido que no habrá transparencia en la elección y contratación de las empresas, confundiendo el concepto que el método da las garantías, cuando es la transparencia la que da la seguridad que busca este grupo de diputados. Al mismo tiempo prejuzgan situaciones que quizás nunca existan en el futuro, demostrando cierta falta de madurez política en la tarea legislativa. Resulta una falacia actuar por algo que no existe ni ha sucedido.

Argucias políticas al solo efecto de lograr llevar algo de agua para su propio molino. Mientras tanto, la ciudadanía seguirá esperando que los dirigentes políticos sean responsables y entiendan el delicado momento que estamos viviendo los catamarqueños aunque muchas veces resulta inútil convencer a alguien para que vea lo que no quiere ver.

En resumen, a este grupo de diputados no les interesa que a los ciudadanos les falte agua, energía eléctrica, etc.; solo le interesa la artimaña política y el posicionamiento personal. Les preocupa más la apariencia que la acuciante realidad social en la que estamos inmersos. Intentan mostrar un halo de seriedad y lo único que logran es hacer el ridículo.

Es frecuente observar cuando algunos legisladores asumen posturas exageradamente contrarias a los intereses del pueblo, tratar de denunciar acuerdos espurios en los otros grupos, pero la realidad es que todos negocian en el peor sentido del termino, algo que sería políticamente correcto si la premisa fundamental fuera realizar su tarea para el beneficio de todos los habitantes sin banderías políticas. En las situaciones de emergencia, es necesario cerrar filas y aunar esfuerzos. las actitudes contrarias al sentido común debe ser interpretadas como palos en la rueda y mezquindad política.

Ahora empezará la tarea de controlar las contrataciones, los precios por los que se pagan los trabajos, existen las distintas instituciones para que se pueda controlar todo el proceso y llegado el caso denunciar desvíos en la justicia. Pero lo que pasa es que los distintos estamentos no funcionan como deberían. Entonces lo que deberían procurar hacer estos diputados es trabajar para que las instituciones de la provincia funcionen como corresponde, tarea que lamentablemente no hacen como deberían. En algunos medios salió la baja performance de los diputados en su tarea legislativa.

Abstenerse en ciertas situaciones es considerado como un voto en contrario o a favor de otros intereses. Estos exponentes de la política vernácula con su voto han demostrado poco o nulo interés en la cosa pública, ignorando la emergencia hídrica y lo más grave, los problemas difíciles que padece el ciudadano de a pie que sufre la falta de insumos esenciales que hacen a su calidad de vida, tan deteriorada en los últimos meses.