https://www.youtube.com/watch?v=evYdAd84Upo&feature=youtu.be
... Y fue en el día del paso a la inmortalidad del Gral San Martín, el que cruzó varias montañas para dar libertad a otros países. Fue un 17 de Agosto que la maestra Eliana Rosina Morales, cabalgó por casi 12 horas, superando un gran cordón montañoso para llegar a su lugar de trabajo, la Escuela N°156 de 4ta. categoría, zona inhóspita una de las escuelas más alejada del distrito de Fiambalá (80 km).
Los últimos 38km son de un camino de montaña, que las lluvias y crecidas de enero lo destrozaron, y en estos casos, lamentablemente, para el estado no es prioridad y aún no lo repararon y la única alternativa es hacerlo caminando o a lomo de mula, sin otra alternativa.
La directora “Eli”, Tiene a su hija de tres años (Fiorela), a la que decidió llevarla, porque considera que si la deja en el poblado la niña sufrirá mucho, pero el cruzar las montañas en pleno invierno también era un riesgo y un sufrimiento, sin embargo la nena lo tomo como una diversión, le gusta cabalgar y disfrutó del viaje, a pesar del frío y el peligro que significa andar en animales en plena cornisa o descensos pronunciados con mucha piedra suelta, había que llegar a la escuela para el retorno a las clases presenciales previstas para el día martes 18 del corriente mes.
Cuando el camino está en condiciones los maestros de la escuelita pueden llegar en camionetas, además es fundamental la llegada de algún vehículo ya que los habitantes de ese lugar pueden adquirir la mercadería a mucho menor costo, o frente a una emergencia solicitar una ambulancia o algún rodado 4x4 que los asista, en las condiciones actuales están aislado de todo. El viejo camino de mula tiene otro trazado y el peligro los acecha en las casi 12 horas de viaje, el alquiler de una mula cuesta $ 2.500, de un burro $ 1.000 cada uno, además del baquiano.
La directora “Eli”, y su compañera de viaje Edith Amaya (Prof. de Educación Física) ya están en sus lugares de trabajo, están seguras que el COVID-19 es casi imposible que llegue a esos lugares, el mayor inconveniente que deben afrontar los alumnos, docentes y toda la comunidad, es el olvido, la desidia y el vivir en una Argentina que parece otra, o al parecer aún más profunda, el de los que menos tienen y las de los olvidados.
Los maestros ya están dando clases presenciales, y esperan que esta realidad se supere pronto, pero no solamente la de la pandemia, sino la otra que cala y lastima más hondo, la del olvido, esperan que como a Fiorela (3) que ahora lo tomó como una diversión el cabalgar, en los años venideros solo lo cuente como una triste anécdota y no como una realidad que se repita.
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