Alberto Fernández inició su mandato con varios frentes a resolver, uno el económico y el otro el político, hay otros, pero estos son los problemas más importantes que se le presentaron al asumir. Aunque los principales analistas políticos siempre le agregan uno más oscuro y subterráneo, vinculado a la situación procesal penal de su vicepresidenta.

Retomando la cuestión relacionada a lo político, la percepción del presidente y de las mayorías ciudadanas, votantes o no, es que la vice es además la dueña de la mayoría de los votos del peronismo, sin los cuales Fernández no ganaba. Diríamos que fue un matrimonio por conveniencia, ninguno de los dos se soporta, se criticaban duramente hasta que los dos aceptaron dormir con el enemigo. Fue un matrimonio por conveniencia, que para el ex presidente Duhalde, el divorcio ya se concretó. El "Albertismo" fue una triquiñuela electoral concluida. De ahí las peores predicciones para el futuro político de la Argentina.

Trazando un paralelismo, la situación en nuestra provincia es bastante parecida, entre dos viejos conocidos, Raúl Jalil y Lucía Corpacci. Aceptaron ser una sociedad política sin “affectio societatis”. Es decir que hubo voluntad solo para ganar las elecciones y punto. Lo que siguió es poco serio, ya que ambos sectores "juegan" las fichas como pueden, con repartos de poder francamente inaceptables y hasta en algunos casos, descabellados. Las pujas de poder serán cada vez más frecuentes y virulentas, en el medio, la población, que siempre es la que paga la fiesta o mejor dicho, los “platos rotos”.

Mientras los políticos se dan codazos y patadas, en medio de estas peleas por “poder”, el país y la provincia se caen a pedazos, con una crisis económica catastrófica, que era preocupante antes de iniciarse la pandemia y que, con la cuarentena eterna, ahora es alarmante. Todos los pronósticos indican que a fin de año 1 de cada 2 argentinos será pobre, superando incluso a la crisis del 2001. Las estadísticas y la historia muestran que las veces que se superó el 50% de pobreza hubo revueltas sociales.

Alberto Fernández  padece otro virus, quizá más letal que el invento chino, que es como dijimos antes,  "la cuarentena eterna" y no encuentra la puerta de salida, o mejor dicho no quiere enfrentar lo que seguro vendrá después del levantamiento del ASPO (aislamiento social, preventivo y obligatorio), que el economista Carlos Melconian lo expresó con claridad meridiana: “Acá la realidad, o lo que va a venir no va a pedir permiso, y ese es el mayor enemigo que tiene un gobierno. Estamos en un quilombo”.

Los gobernadores están cómodos con la cuarentena mientras el gobierno nacional siga enviando recursos, y ellos puedan contener las protestas sociales. Hay dudas sobre esos envíos, hace 15 días, 17 titulares de los ejecutivos provinciales se pusieron en pie de guerra por un descuento sobre la coparticipación de un crédito otorgado por el ANSES, solicitaron devolverlo más adelante, el gobierno nacional postergó el pago hasta septiembre.

Los disturbios están contenidos con ayuda social y también con limitaciones a las libertades individuales amparados en un supuesto falso, que es la pandemia. En la provincia hay un “toque de queda” desde las 0:30 a las 7:00 horas, todas las noches. Debe haber responsabilidad social pero no limitaciones al derecho individual. Basta con observar que sucede cada noche en el Valle Central, para advertir el intolerable estado policial impuesto, al crearse un cuerpo ilegal no previsto en ninguna legislación de fondo, como es el denominado "COE Policial" que, es algo así como los Falcon verde de la Triple A que comandaba el nefasto José López Rega en el gobierno de María Estela Martínez, más conocida como "Isabel Perón".

Con un incremento sostenido de la pobreza, con déficit fiscal recurrente, con un aumento del gasto público persistente, con una emisión monetaria récord, con una baja sustancial de la exportaciones, con una caída de las reservas que ya hace encender todas las alarmas, la situación económica era complicada antes del inicio de la cuarentena, ahora es mucho peor.

No hay ningún indicio de qué está planeando el gobierno para aplicar como programa cuando salgamos de la cuarentena. Por el momento, se entretiene con una reforma judicial, que sorteó el Senado, con mayoría peronista pero que, en Diputados difícilmente prospere, pues el proyecto empeorará el sistema judicial argentino más de lo que está actualmente. Los argentinos observamos azorados los desatinos de los engendros políticos mal paridos, en nuestra provincia y a nivel nacional, y nos preguntamos: ¿no se dan cuenta en la situación que estamos?, ¿tan fuera de la realidad están?.

Es evidente que ningún político se hace cargo de las responsabilidades que tiene cada uno en haber desembocado en esta crisis, se la pasan echando culpas a los anteriores y el que viene al que se fue.

En el 2001 nos salvó el boom de los commodities, pero dejamos pasar la oportunidad y despilfarramos miles de recursos, ahora tenemos la excusa: “la pandemia”. ¿Qué nos salvará ahora? Nadie, porque esta vez estamos solos y aislados, la política de la cuarentena está agotada y el país fundido, que era el gran objetivo del kirchnerismo.