La alegría inmensa de saberme embarazada, el miedo de los primeros meses a perder ese ser que va creciendo dentro nuestro como un milagro. Esas pequeñas pérdidas de sangre que hacen llamar al médico en estado de desesperación y el alivio después, al saber que todo va bien...
¡Las ecografías! Los latidos de su corazón, ¡eso es realmente increíble! El verlos, y ¡la primer patada! ¡Qué manera de sentir!
Mamíferos, de mamá, la magia de gestar un ser dentro nuestro, y de seguir alimentándolo después de nacido con lo producido por nuestro propio cuerpo. Vaya acto de amor y generosidad. Ellos con su mirada, su calor y su delicada piel nos llenan de gracia.
No hay mejor aroma que su olorcito a bebé y para ellos nuestro olor a mamá.
Me preguntan si volvería a tener otro hijo para darle un hermanito a este niño que ya tengo. Esta es una pregunta muy común, volvería a estar embarazada en primer lugar por mi! Para estar en ese bello estado de embarazo, y para ser nuevamente mamá porque me encanta ese rol, más allá de todo! Más allá de pasar por todos los estados que marcan que ya la prioridad de nuestras vidas no somos nosotras mismas, de no dormir o de dormir mal, de que nuestros horarios se vean marcados por los de ellos, y que nuestra cotidianeidad pase a un segundo plano, al menos por varios años...“Su majestad el bebé,”dijo Freud, ¡nunca mejor dicho!
Cuando me preguntan si volvería a estar embarazada, respondo: ¡claro que si!
¡Lo recomiendo! Embarcarse en el hermoso viaje de maternar... cuando la maternidad se hace verbo, cuando la creatividad se manifiesta en su máximo esplendor, se crea una persona inigualable a otra, única e irrepetible.
Qué genialidad se produce en ese vínculo, que en situaciones habituales, no hay quien quiera salirse de ese rol, aunque pasen los años y esos hijos ya sean adultos, ¿qué cordón umbilical invisible quedará que en general nadie puede ni quiere jubilarse de ser mamá!? ¡Se es mamá toda la vida, es un viaje solo con pasaje de ida!
Y finalizo parafraseando esta bella canción:
"Merecer la vida es erguirse vertical
Más allá del mal, de las caídas
Es igual que darle a la verdad
Y a nuestra propia libertad
¡La bienvenida!
Bienvenida la vida en su mayor expresión!!
(*) Carolina Gorga es argentina, oriunda de la ciudad de Mar del Plata, vivió unos años en España, y actualmente reside en Buenos Aires. Es psicóloga, hace más de veinte años. Ejerciendo sus primeros años en el Área Clínica, en Defensorías en el Área Jurídica, en Hogares de Niños en el Área Institucional y mayormente y en los últimos años en el Área Laboral, Recursos Humanos para diversas Empresas. Ha sido convocada para entrevistas en diferentes medios de trayectoria, tanto televisivos, radiales y gráficos. Descubriendo así su pasión por transmitir y por escribir.
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