La aldea se creó gracias a la cooperación entre la administración autónoma de Rajova y distintas agrupaciones, cuando a principios de 2016 fundaron un comité en el que muchas organizaciones empezaron a presentar sus planes e ideas respecto a la creación de Jinwar.

Finalmente, el 25 de noviembre de 2017, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, se inauguró Jinwar, traducido como “tierra de mujeres” : un pueblo habitado por mujeres kurdas del noreste del país que se unieron a organizaciones locales para crear la aldea en Rajova.

Rajova, es una región autónoma de facto del Medio Oriente y es una de las grandes zonas del Kurdistian. En 2014, las autoridades kurdas de Rojava promulgaron una ley que buscaba igualdad entre hombres y mujeres: prohíbe la poligamia, la violencia y la discriminación contra la mujer y además, otorga a las mujeres el derecho a votar, a ser candidata, a ocupar cargos políticos y públicos, y a formar parte de organizaciones políticas, económicas, sociales y culturales. 

Durante años ha sido solo un “sueño” para el Movimiento de Mujeres Kurdas, en un país donde la estructura familiar patriarcal es de gran influencia y la mayoría de las mujeres solamente tienen opción de salir de la casa de sus padres cuando se casan.

Las mujeres comenzaron el proyecto, único en Medio Oriente, tras sobrevivir al Estado Islámico, ISIS y a los distintos conflictos de la zona. Está diseñada solo para mujeres y niños que buscan refugio de la guerra y de una sociedad manejada por el patriarcado y el capitalismo.

Según las naciones unidas, la crisis que viven en Siria, desplazó a más de 6.6 millones de personas en el país y las mujeres sufren las tasas más altas de violencia de género.

Jinwar sirve como un espacio para que las mujeres puedan redescubrir y reclamar sus libertades en el que hay talleres, jardines, ganado y un centro de artes.

La infraestructura del pueblo se basa en productos naturales: tierra, barro, forraje y madera, lo cual al ser una aldea más bien ecológicas, no contaminan ni dañan el medio ambiente. Además, utilizarán maneras alternativas para obtener la electricidad mediante energía renovable, principalmente la solar.

Está abierto a mujeres y niños de todas las etnias, religiones y pensamientos.

La aldea busca crear un modo de vida en el que cada mujer pueda alcanzar su potencial libremente, suprimiendo los miedos y traumas de generaciones de mujeres en Irak y Siria. 

En un área semidesértica, se apunta a generar un sistema autosuficiente y mantener conexión con la tierra, trabajando de forma sostenible, más que nada con la comida que alimentará al pueblo, para revivirla y poder cambiar así el territorio.