Los vecinos de Avellaneda y de Reconquista, ciudades de Santa Fe donde tiene sede la empresa agroexportadora Vicentín, salieron a las calles a manifestarse en contra de la decisión de Alberto Fernández de intervenirla y de expropiarla.

Con la consiga “cuidemos lo nuestro”, una movilización espontánea se reunió en las puertas de la empresa para darle un abrazo simbólico.

La movilización fue en la ciudad de Avellaneda, segunda localidad del Departamento General Obligado, en el norte santafesino. La ciudad que se diferencia de Reconquista por la geografía que marca el Arroyo del Rey pero que tiene entre sus características ser la sede central del Grupo Vicentín.

Allí se viven desde ayer momentos de mucha tensión tras los anuncios del Presidente Alberto Fernández y fueron potenciándose con el correr de las horas y la llegada de funcionarios nacionales con fuertes custodias policiales.

El propio intendente de la ciudad, Dionisio Scarpín, reconoció que existe “malestar de los vecinos de Reconquista y Avellaneda, por la decisión del gobierno nacional de intervenir y expropiar la empresa Vicentín”.

“No estamos de acuerdo en expropiar la propiedad privada. El país se ha desarrollado en base a empresas como Vicentín, y es nuestro recurso humano que ha hecho grande a la región, y nosotros tenemos que defenderlo más allá que podamos opinar igual o no en algunas cuestiones. Nosotros tenemos una sociedad diferente gracias a cientos de personas que todos los días contribuyen para que sea así, y Vicentín tiene una parte importante en esta historia”, dijo el intendente de Avellaneda.

Vecinos y empleados se manifestaron este martes frente a la sede de la empresaLa protesta fue multitudinaria y sorprendió a propios y extraños. Se realizó un abrazo a la sede con una gigantesca bandera argentina portada por empleados y vecinos que rechazaban la medida dispuesta por el Presidente de la Nación.

Este mediodía la delegación del gobierno nacional encabezada por el designado subinterventor de Vicentín SAIC, Luciano Zarich, se presentó en el juzgado civil y comercial de Reconquista donde fueron recibidos por Fabián Lorenzini, donde lo notificaron formalmente de la intervención y le entregaron una copia certificada por la escribanía general de la Nación.

Todo fue muy breve y por razones de espacio el magistrado no los recibió en su despacho sino en el hall del primer piso de los tribunales locales.La delegación llegó al aeropuerto de Reconquista en dos aviones y se movilizó en ocho automóviles y camionetas de la Policía Federal y de la Policía de Seguridad Aeroportuaria.

Después de entrevistarse con el juez en Reconquista los integrantes de la delegación fueron a la sede del grupo en la ciudad de Avellaneda pero no pudieron ingresar porque las oficinas estaban cerradas. Se les escuchó gritar “¡abran delincuentes!” pero no había nadie en esas oficinas.

Recibieron algunos insultos de la gente que estaba en la calle y entonces eligieron sacarse algunas selfies con el edificio de la empresa de fondo y se retiraron al municipio.

Allí se entrevistaron con el intendente y almorzaron mientras aguardaban instrucciones desde Capital Federal.

En horas de la noche, la ciudadanía reclamó airadamente la salida de los interventores de las ciudades de Avellaneda y Reconquista. La situación se tornó inquietante hasta que los funcionarios custodiados por la Policía Federal salieron del hotel rumbos a la Base Aérea de Reconquista donde había aterrizado en horas de la mañana.