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Opinión

Hoy es el coronavirus... ¿y mañana?

La crisis pandemica que está dejando el COVID-19, permite evidenciar los modelos de consumo y producción industrial, que priorizan el crecimiento económico por encima del medio ambiente y el bienestar psicológico de la sociedad.

Nos hemos acostumbrado a vivir en condiciones de crisis permanente y de perpetua emergencia, pero sin embargo, parece que es más fácil darle la espalda a que nuestra vida se haya reducido a una condición inocentemente biológica y ha perdido las dimensiones más importantes: la humana y la afectiva, además de las políticas, sociales y económicas. 

Es una realidad que todos los países quieren crecer; el crecimiento económico es un objetivo deseable por toda la sociedad. El propio sistema necesita ciudadanos adictos al consumo para mantener el mercado en constante expansión, pero detrás de todo crecimiento, hay un costo y el marketing y la publicidad son las piezas claves.

Han construido sociedades que carecen de un juicio crítico sobre sus consumos y fundamentos, que abandonaron la discusión sobre cuáles deben ser las verdaderas necesidades a satisfacer y no el ingenuo hecho de que “Lo necesito porque me lo merezco”.

¿Que nos merecemos?¿Destruirnos a nosotros mismos y al planeta en el que habitamos?.

¿Alguna vez te preguntaste sobre lo que hay detrás del consumismo en todas sus facetas y sobre lo que verdaderamente estás ingiriendo al consumir alimentos “de moda”?.

Tenemos la costumbre, no solo en los alimentos sino también a las personas mismas, de juzgarnos por la envoltura. Un producto que lo ves 100 veces en publicidades, por ejemplo en las redes sociales bajo la cara de un influencer, te va a llamar la atención por cómo te atrae visualmente y porque ese “líder de opinión” dice que esta buenísimo y que lo usó y le funciono. Cuando en realidad no tenemos la certeza, pero lo compramos o participamos de sus sorteos y aprovechamos los descuentos que “regalan”.

Vivimos en la comodidad del piloto automático y eso hace que mucha veces “No hay tiempo para cocinar”. Es más común optar por buscar una buena promo en Rappi, esas que recomiendan en las redes, y pedirla en vez de tomarse el rato de cocinar, ver y sentir lo que uno va a ingerir después, elegir los condimentos y las opciones más saludables. 

En las mesas abundan productos ultra procesados y de la mano, todas las sustancias que ni por más que las googleamos, vamos a adivinar su origen. “Que su medicina sea su alimento, y el alimento su medicina”, dijo Hipocrates , conocido como el “padre de la medicina”.

Si bien en este contexto de cuarentena hay cierta conciencia y mayor idealización sobre los vínculos solidarios entre nosotros, queda también pendiente el vínculo con nuestra Madre Tierra y lograr empujar las barreras que limitan la vida, para generar sociedades más libres y saludables. 

Hoy es el coronavirus, ¿Y mañana?.

Un mundo paralizado ante la presencia de un microorganismo que azota las vías respiratorias, es el mismo que sigue sin entender sobre el desarrollo, pero no me refiero al económico, social y político, sino más bien al sostenible, al humano y al afectivo, que no condene a generaciones futuras a peores condiciones que las actuales.

¿Que deparará para el futuro si más que vivir, sobrevivimos al aire contaminado, a los alimentos que no siempre son alimentos, a sistemas inmunológicos deprimidos, a la instalación y globalización de los modos de producción extractivistas? Indudablemente son un combo ideal para cualquier virus que circule entre nosotros.

 

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