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Opinión

El popurrí argentino en cuarentena: economía, asado y guitarra

Muchos se preguntarán que significa "popurrí". El origen etimológico de la palabra: proviene del francés pot-pourri (que significa "olla podrida"), en referencia al puchero. Haciendo una transferencia a nuestra situación social actual, podríamos definir que la Argentina vive y convive en una especie de puchero donde "hay de todo y para todos los gustos" y en muchos casos sentimos que "la olla está podrida". Veamos nuestra realidad, nuestra olla:

La pandemia de coronavirus está mostrando con mucha claridad que hay personas que no se han dado cuenta del tiempo que vivimos, siguen en su “burbuja”, que les ha dado réditos, pero que ya no sirve más para lo que vendrá. Diciéndolo en criollo tendrán que aprender a “currar” de otra manera, las formas clásicas han quedado perimidas y una nueva economía mundial ya se empieza a vislumbrar, aunque dos más dos seguirá siendo cuatro y gastar más que lo ingresos seguirá denominándose déficit.

Alberto Fernández se enoja con los empresarios porque ya están despidiendo gente, pero si no hay clientes no hay empresa, no hay negocio, así de fácil. La crisis está generando un mayor estatismo y si el presidente intenta salir de este momento con las recetas de siempre, ajústate el cinturón y agárrate fuerte porque vendrán tiempos “movidos”. Los únicos que alimentan el “monstruo estatal” son los argentinos que producen y trabajan genuinamente.

La única medida que hay que cumplir por ahora es el aislamiento obligatorio, si no estás entre los que trabajan en las tareas esenciales según ha calificado el gobierno, hay que quedarse en casa, y rezar para no contagiarse, para que no te echen, para poder pagar las cuentas. Muchos argentinos se han quedado sin poder trabajar de un día para otro y el gobierno ha otorgado beneficios pero que no incluyen a todos. No hay ideologías, estamos todos metidos en la misma bolsa.

En esta difícil situación nuestra provincia tiene algunas ventajas, la gran cantidad de personas empleadas públicas, récord nacional. Este indicador  negativo para el progreso, es hoy en tiempos de pandemia una tranquilidad, ya que muy poca gente quedará sin ingresos, es decir vamos a depender que el gobierno nacional envíe la coparticipación necesaria  para poder pagar los sueldos del sector público, adquirir los insumos necesarios para el área de salud , fondos para el mantenimiento de la infraestructura básica y partidas para la operación de los servicios.

El gobernador deberá, si no es que lo hace la Nación, implementar un paquete de ayuda para el sector privado que en Catamarca es muy chico. El dilema es de donde se sacan fondos para mantener toda esta estructura con la caída estrepitosa de la recaudación tanto de los tributos nacionales, provinciales y municipales.

Deberá recortar gastos superfluos, y este recorte no debe ser realizado solo en el ámbito del ejecutivo, sino que lo deberán realizar los otros dos poderes, Lo cierto, es que ya hay muchos menos gastos producto del aislamiento obligatorio, es decir que ya no tiene sentido destinar partidas a sectores que no los usaran, como consecuencia directa de la estática situación social.

El Presidente de la Nación anunció la continuación de la cuarentena, así que seguiremos encerrados en nuestras casas, salvo las honrosas excepciones que son de público conocimiento. Entonces habrá que notificarles a algunos diputados, senadores (el poder legislativo está insólitamente cerrado), parientes y amigos de funcionarios que empiecen a cumplir con el distanciamiento social, porque los fueros y los privilegios del poder no son para el jolgorio, una guitarreada o una asado, son acontecimientos sociales que, por más privados que parezcan, atentan directamente contra la salud pública y colocan a todos en situación de riesgo de contagio, que es precisamente lo que se quiere evitar. Sabemos quiénes son los irresponsables de no cumplir con la distancia social que impone la cuarentena y es nuestro deber desenmascararlos. De ese modo estaremos contribuyendo en destapar la olla podrida.

 

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