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Opinión

¿Por qué “CACA” es mala palabra? Cómo puede influir en nuestra vida cotidiana la negación de lo escatológico

A los niños se les enseña que “caca” es mala palabra y además se la suele utilizar para lo que está mal: “No toques, caca”. A los pequeños se los suele educar para ocultar lo que estéticamente no se considera bello o bien oliente y la caca no encaja en ninguna de estas dos variables. Tanto es así, que se evita pronunciar la palabra que la nombra y en lugar de caca suele decirse: "el número dos", heces, materia fecal, entre otras. Pero, ¿por qué resulta una mala palabra la caca si está aceptada por la Real Academia Española?

El Diccionario de la RAE define “caca” con las siguientes acepciones:

1)     Excremento;

2)     Suciedad, inmundicia;

3)     Defecto o vicio;

4)     Cosa de baja calidad;

5)     Cosa que no debe tocar.

La cultura se impone inhibiendo todo lo referido a la caca y la convierte en algo malo o que debe ser escondido. Comúnmente se habla de «lenguaje, mentalidad, comportamientos escatológicos», para referirse a aquellos comportamientos caracterizados por lo vulgar, lo chabacano, lo grosero, lo excesivamente procaz y obsceno.

Esta pauta cultural provoca muchas inhibiciones individuales y sociales:

-“No salgo porque no quiero ir a un baño ajeno”.

-“Prefiero quedarme en casa por miedo a descomponerme”.

-“No voy al baño porque se va a sentir el olor”.

-“No utilizo transportes públicos porque no tienen baño”.

-“Puedo pasarme una semana o más sin ir al baño, no tengo nada físico y no entiendo qué me sucede”.

En la vida adulta aparecen expresiones populares relacionadas con algo que funciona mal o que puede resultar malo: “Esto es una mierda”, “Hice una cagada”, “No me cagues”, etc. En momentos de tensión también se alude a lo que gira alrededor de ir al baño con expresiones como: “Me duele desde las entrañas”, “Se me revuelve el estómago de solo pensarlo” o “Esta situación me da nauseas”.

El motivo de utilizar frases como éstas no es casual: resulta que el cerebro tiene un efecto directo sobre el estómago y los intestinos. La sola idea de comer puede hacer liberar los jugos del estómago antes de que llegue la comida y esta conexión va en ambos sentidos: un intestino con problemas puede enviar señales al cerebro, del mismo modo que un cerebro con problemas puede enviar señales al intestino. Es por esta razón que muchas veces se plantea la pregunta acerca de si el malestar estomacal es la causa o el producto de la ansiedad, la depresión o el stress.

Consecuencias psicológicas de la degradación de la palabra caca.

Una palabra puede influir fácilmente en la forma de pensar, en el estado de ánimo y en los actos. Si una persona recibe comentarios agradables se pone contenta y, por el contrario, si recibe críticas se disgusta. Lo mismo ocurre si se tiene la necesidad de generar algo “feo, caca”. Una palabra reprimida se inscribe en la psiquis como algo que va a estar mal.

Esta observación que pareciera ingenua se vincula a muchos de los problemas psicológicos que giran alrededor de las enfermedades gastrointestinales. La respuesta es que el cerebro y el sistema gastrointestinal están íntimamente conectados a través de emociones como la ira, la ansiedad, la bronca, la tristeza, el miedo o la euforia. Según la IFFGL (International Foundation for Functional Gastrointestinal Disorders) en el 2016 hubo entre 2,4 y 3,5 millones de visitas médicas anuales por estos motivos, solo en Estados Unidos.

Los síntomas psicológicos más comunes de las alteraciones gastrointestinales son:

- Dolor abdominal y calambres cuando se está con gente desconocida.

- Dejar de salir por el temor de la necesidad repentina y urgente de usar el baño en cualquier momento.

- Pautar solamente encuentros que no interfieran a los horarios de los hábitos intestinales

-En ocasiones, es posible padecer ansiedad y depresión producto de la incomodidad y la vergüenza que pueden acompañar a la afección.

Las crisis de ansiedad, fobias, trastornos de pánico o depresión influyen en los síntomas gastrointestinales y pueden afectar el movimiento y las contracciones del tracto gastrointestinal. De esta manera, los síntomas pueden existir aún sin estar enfermo, empeorar la inflamación o quizás hacerlo más susceptible a la infección. Sumado a esto, los factores dietéticos también desempeñan un papel muy importante en los síntomas, por lo que es fundamental llevar a cabo una dieta adecuada.

En todos los casos es muy importante no auto-medicarse y tener en cuenta que algunos pacientes con afecciones gastrointestinales funcionales mejoran con la psicoterapia para reducir el estrés, tratar la ansiedad o la depresión.

Enseñar las cosas por su nombre

La manera que se construye el diálogo interno y las palabras que se usan para hablase a uno mismos tienen un impacto directo en las emociones, decisiones y funcionamiento de las relaciones y logros. Incluso, se podría decir que las palabras son tan importantes que la historia, la calidad de vida, depende en gran parte de ellas.

Si la palabra “caca” está dotada de un significado negativo se convierte en una  palabra destructiva, tóxica, que termina haciendo daño y representa un altísimo riesgo para alcanzar proyectos vitales, ya que remite al “no puedo”, “no me saldrá”, “está mal que lo haga”, “me van a criticar”, etc.

Es importante hablar con propiedad y nombrar las cosas por su nombre. Enseñar a los niños que la caca es un desprendimiento de su cuerpo, que está bien y es necesario que lo haga sin vergüenza predispone un pensamiento “positivo” ligado al logro y bienestar personal.

 

 

(*) La autora es Licenciada en Psicología, Especialista en Fobias, Crisis de Ansiedad y Trastorno de Pánico. Magister en Comunicación y Cultura.

Caca malas palabras suciedad. excremento

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