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Sociedad

Reabrió el Museo del Holocausto y el Presidente fue a visitarlo

"Es un orgullo para todos que esta casa histórica vuelva a abrir sus puertas después de haber sido puesta en valor. Por eso quería felicitarlos por su compromiso por mantener viva la memoria de todos", expresó Macri al asistir al acto de reinauguración de la sede.

El Museo del Holocausto sumó una impronta tecnológica. Cuenta el horror dentro de los campos de concentración y las historias de los sobrevivientes.

Miedo. Trabajo esclavo. Insultos. Prohibiciones. Hambre. Frío. Suciedad. Desesperanza. Ruinas. Humillación. Deshumanización. Tortura. Supervivencia. Tatuaje. Hedor. Selecciones. Disciplinamiento. Castigos. Amenazas. Muerte. Epidemias. Ejecuciones. Traiciones. Cadáveres. Silencio. Ladridos. Silbatos. Órdenes. Lamentos. Heridas. Súplicas. Solidaridad. Piojos. Desinfección. Crematorio. Recuento. Muselmann. Resistencia.

Esta lista de palabras, seleccionadas porque se repiten en los relatos orales de los sobrevivientes del nazismo, representan lo que era la vida dentro de un campo de concentración y exterminio. Se leen en un panel de la nueva exhibición permanente que abarca 1.554 metros cuadrados, la mitad de la superficie del edificio del Museo del Holocausto, ubicado en Montevideo 919, que este domingo será inaugurado luego de ser remodelado a nuevo.

“La tecnología es una característica distintiva, permite generar información para aquel visitante que quiera ahondar más en las distintas temáticas y también apunta al diálogo con un público joven”, explica Bruno Garbari, referente de contenidos del museo.

La impronta tecnológica está en todo el recorrido a través de pantallas interactivas en las que se puede ver desde todos los campos de concentración que estaban desparramados en toda Europa o testimonios de sobrevivientes en primera persona, hasta las leyes que anticiparon el exterminio de los judíos en Europa.

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“Está a la altura de los museos más modernos del mundo”, dijo el empresario Marcelo Mindlin, presidente de la comisión directiva del museo, que impulsó este nuevo espacio, orientado a fortalecer la educación y la memoria de la Shoá. La remodelación, que costó 4,5 millones de dólares, se financió a través de donaciones.

“Este museo va a ser un referente como símbolo educativo de la lucha en contra de la discriminación y el prejuicio y en favor de los derechos humanos”, señaló Garbari y agregó que espera que sea una visita frecuente de estudiantes, docentes y miembros de las fuerzas de seguridad.

El presidente Mauricio Macri visitó este domingo las instalaciones del reinagurado Museo del Holocausto. Foto: Presidencia

¿Hacía falta renovar el museo? “Sin dudas, sí”, dice el arquitecto Daniel Becker, quien estuvo a cargo de la remodelación. El edificio, una usina de la empresa de electricidad Ítalo Argentina que fue otorgada en comodato gratuito por 90 años durante el gobierno del presidente Carlos Menem​ en 1995, ya había tenido una lavada de cara exterior e interior cuando para su inauguración en el año 2000.

Este domingo reabre sus puertas el Museo del Holocausto. /Prensa

“Ese trabajo fue muy básico, no había recursos, ahora hicimos una obra con estándares internacionales”, dice Becker, quien tiene entre sus proyectos la recuperación de otros patrimonios históricos como el CCK o el Museo del Bicentenario​.

El proyecto incluyó una articulación con historiadores para tener una comprensión profunda de las necesidades que exige el propio tema a exhibir, y conversaciones con representantes de otros museos vinculados con la memoria de la Shoá como el Museu do Holocausto de Curitiva, el United States Holocaust Memorial Museum de Washington y por supuesto, con el Yad Vashem, en centro mundial de conmemoración de la Shoá, en Jerusalén. “Todos esos intercambios generaron muchos inputs para poder hacer este museo”, dice Becker.

El desafío de la obra estuvo en acondicionar el subsuelo, en preservar la fachada externa y las internas, y en acondicionar los casi 1.000 metros que estaban en desuso. Ahora el edificio cuenta con 3.091 metros cuadrados, donde además de la exhibición permanente tiene cuatro pisos de oficinas, aulas y una sala para exhibiciones temporarias. Dos pisos estarán destinados en comodato gratuito a la Fundación Tzedaká, una institución que lleva delante proyectos sociales.

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La muestra permanente comienza en el subsuelo del edificio; a través de objetos donados por sobrevivientes, fotos y videos recorre la vida de los judíos europeos desde 1900, el ascenso del nazismo a partir de 1918, el terror como política de estado, la ideología y la propaganda, las políticas antijudías, la Noche de los cristales rotos, los guetos, la emigración, las repercusiones del nazismo en la Argentina, el régimen nazi en la prensa argentina, el exterminio de las personas con discapacidad y la destrucción del estado polaco.

El recorrido continua en la planta baja en salas temáticas: la de la guerra, la de la solución final, las unidades móviles de exterminio y una sensorial donde se exhibe un video filmado por un nazi que registra las condiciones de vida de los guetos. También se exhiben relatos sobre la deshumanización y la pérdida de la infancia.

En esta sección hay una vitrina dedica a las víctimas argentinas que padecieron las prácticas genocidas del nazismo. La doctora en Historia y coordinadora del área de investigación del museo, Marcia Ras, rompió el silencio historiográfico con su investigación al identificar, recontar y conocer el destino de casi 1.100 argentinos que por motivos de trabajo, estudio o personales se encontraban en Europa entre 1933 y 1945 y fueron víctimas de los nazis. Solo entre 20 y 30 sobrevivientes regresaron al país.

Antes de finalizar el recorrido, los visitantes pueden revivir la captura de Eichmann y su juicio. La salida es a través del espacio de los rescatadores: un mural con fotos (y banderas) de aquellas personas (y países) que se jugaron y salvaron judíos. El trayecto termina en un pasillo adoquinado (original) que abre a dos patios: uno exhibe una enorme escultura de hierro realizada por el diseñador Roberto García Balza y el otro llama a la reflexión, con bancos para sentarse con la compañía del maestro y pedagogo polaco Janusz Korchak​ que se ve en un grabado.

En el recorrido hay frases, citas y extractos de poemas. Todos impactan por su vigencia, en un contexto donde los informes anuales que presentó la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) indican que las denuncias por antisemitismo están en aumento: en 2017 hubo 404 ataques contra la comunidad judía, en 2018 fueron 834 denuncias. Se duplicó. Y según el mapa del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), el 72% de los judíos que viven en el país sufrió o presenció algún tipo de discriminación.

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Al salir del museo, el poema del químico y escritor Primo Levi, publicado en Si esto es un hombre obra donde mira de cerca su paso por un campo de concentración cobra sentido: “Ustedes que viven seguros/ en sus cálidos hogares/ustedes que al volver a casa/ encuentran agua caliente/ y rostros amigos/pregúntense si es un hombre/ el que trabaja en el barrio/el que no conoce la paz/ el que lucha por medio pan/ el que muere por un sí o un no/ pregúntense si es una mujer/ la que no tiene cabello ni nombre/ ni fuerza para recordarlo […]".

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