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Deportes

Ganó Boca por la mínima y River es finalista de la Copa Libertadores de América

Debe rescatarse que Boca y River más allá del resultado, supieron dar vuelta la página después de los lamentables sucesos del año pasado. Claro, la gran diferencia es que éste año el choque fue en semifinales y en ésta instancia las presiones son distintas.

El planteo de Alfaro fue riesgoso, porque presionar todo el tiempo a un equipo que es temible en el juego colectivo, tiene sus riesgos. En la mayoría de los contraataques de River, sus delanteros quedaban mano a mano con los zagueros de Boca. La otra novedad fue que el arquero Andrada además de atajar debajo de los tres palos cumplió una función de líbero, barriendo el fondo fuera del área grande. Esa fue la formula del técnico de Boca y dentro de la frustración que significa la eliminación, se sabe que el equipo fue más compacto.

A todo esto River buscaba imponer su juego y le costaba mucho progresar en el campo de juego por la presión en la salida que le hacía el rival. Entonces recurrió a la paciencia, a esperar el error del rival que en ese primer tiempo nunca llegó. Boca tuvo dos claras situaciones, un gol anulado por mano en el área, bien anulado por el juez, sin recurrir al VAR y otro rechazo defectuoso de Enzo Pérez, que a punto estuvo de batir su propio arco y que Armani con sus reflejos intactos se encargó de despejar.

El problema de Boca sigue estando en la falta de volumen de juego, en la creatividad de un medio campo que luce estático y desconectado de sus delanteros.  Tevez, que jugó todo el partido, como tanto quería, apenas fue un tibio distribuidor pero nunca pasó los tres cuartos de cancha donde en otros tiempos era letal. El más destacado del medio campo fue el joven Almendra. Ese estado de cosas provocó el constante juego del pelotazo que a diferencia de llevar el esférico por el piso genera un desgaste mayor al equipo, porque el pelotazo la mayoría de la veces es un error no forzado y el balón siempre termina en los pies del rival que sale jugando. Eso obliga al desgaste de la marca, de recuperar la pelota. Terminó el primer tiempo y en el resumen, Boca fue superior pero al descanso se llevó el cero.

El segundo tiempo, ambos equipos fueron de mayor a menor, Boca repitió el esquema y River también. Boca, necesitado fue arriba con mayor ímpetu y muy poca claridad conceptual. Wanchope Abila seguía siendo un tozudo delantero que buscaba el pique al vacío pero sin mayores chances, pues su falta de fútbol se hizo evidente. Sólo tuvo una oportunidad clara por un largo pase de Buffarini, que cayó en su pies dentro del área, pero se enredó con la bola y el defensor de River no tuvo inconvenientes en despejar.

En todo el partido, Boca dispuso de ocho situaciones de pelota parada y ese fue el gran recurso del equipo de Alfaro. Mientras que estuvo Mac Alister, los lanzamientos estaban a su cargo y cuando fue reemplazado Mauro Zárate se transformó en el lanzador de pelota parada. Y así vino el único gol del partido, cuando el técnico ya había metido los cambios, el venezola Hurtado estaba en la cancha, vino un centro de pelota parad, hubo centro al área chica y Hurtado con el último esfuerzo la mandó adentro.

Boca se fue deshilachando y resignado a un resultado digno pero con evidencia de tener enfrente suyo un rival superior que así se lo demostró en el global. Sobre el final, River se llenó de amarillas, algunas por algún foul y otra de Martínez Quarta por demorar el juego. El juez, de muy flojo arbitraje, concedió seis minutos de alargue y fueron vanos. Boca no consiguió el objetivo, estuvo relativamente cerca, más empujado por el fervor de sus simpatizantes que por su planteo estratégico.

Ahora River va en busca de repetir su título continental, ya que es Campeón defensor y su rival saldrá entre dos equipos brasileños, el El Flamengo, equipo Carioca y el Gremio de Porto Alegre, con éste último, River jugó el año paso las semifinales cuando logró superarlo en el global.

 

Argentina Copa Libertadores de América futbol

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