La situación del país, de la que muchos peronistas se rasgan las vestiduras culpando al gobierno nacional del caos, de la pérdida del valor adquisitivo del salario de los trabajadores, del desbarajuste en la economía, de los despidos, de la disparada del dólar o de la devaluación del peso, es responsabilidad exclusiva del peronismo.

Como todos sabemos, a estas alturas ya nadie engaña a nadie. Hay peronismo de derecha, como fue el período de Menem y hay periodos de izquierda, como lo fueron los doce años K. Lo cierto es que el peronismo, con sus ansias de poder, está contantemente esmerilando la gobernabilidad y hoy es el turno del peronismo de izquierda, que es filo comunista, que quiere modificar la Constitución Nacional, abolir el poder Judicial, hacer la reforma agraria, derogar la propiedad privada y cercenar los derechos individuales de los ciudadanos.

El sistema perverso de las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias, fue un invento de Néstor Kirchner para enturbiar el sistema previsto anteriormente en otras leyes y en el Código Nacional Electoral, siempre con su ansias de triunfo y sin importarle un bledo en el sistema de representación genuino, que con imperfecciones tenía la Nación.

El gobierno nacional advirtió rápidamente que el sistema era problemático y en lo que se denominó la reforma política intentó buscar un sistema más transparente de elección de autoridades. Si bien la Cámara de Diputados de la Nación le dio al proyecto de reforma política, media sanción, lo cierto fue que el Senado nacional, de eterna mayoría peronista, gracias a los tres senadores que impuso Menem en la reforma de la Constitución en 1994, nunca más nadie logró tener una mayoría en el senado que no fuera peronista. Fue así que el Senado rechazó la reforma política y lejos de presentar un nuevo proyecto, dejaron las cosas como estaban. Unos verdaderos truhanes.

Y el daño consumado está a la vista. Las elecciones PASO del pasado 11 de agosto no tuvieron efectos jurídicos más que en 38 jurisdicciones, y en casi todas en instancias de nivel municipal. No hubo competencia de ningún tipo. Fue una pérdida de tiempo y de recursos. No hubo candidatos electos. Perdimos todos, perdió el país y lógicamente, somos un poco más pobres y bastante más vulnerables. Si alguien no cree en la causa-efecto, bueno que vaya el psiquiatra o que se embrome, por pavo.

Ese daño nunca dejó de crecer y escalar. Las PASO siguen haciendo daño. Las elecciones no tuvieron efectos electivos y una vez más la Argentina sufre con la política mal utilizada, La política destroza la economía y los sueños de grandeza de los argentinos de buena voluntad. Una y otra vez. Y podemos seguir afirmando sin temor a equivocarnos que el problema argentino sigue siendo político y para llamar las cosas por su verdadero nombre, el problema argentino, el cáncer argentino es el peronismo, que hace una defensa de los pobres, que es patética. Se sirven de los pobres y de  ellos, una y otra vez, y los dirigentes son cada vez son más ricos y corruptos. Que no haya dudas, las PASO fueron la causa de la devaluación y los peronistas, sus autores.

Se hizo una marcha en defensa de la república y de la democracia. Todo fue espontáneo, en paz, en orden, nadie pintó una pared, nadie hizo pis en las calles. Los edificios públicos y los monumentos históricos fueron respetados. El presidente quiso comunicarse con la multitud en la plaza de Mayo y no pudo, no había micrófonos, no por mala organización sino porque nada estaba previsto. Fue todo espontaneo y si se quiere grotesco, pero espontaneo. Y por eso muy valioso.

[gallery columns="1" size="full" ids="8331"]Plaza de Mayo después de la marcha de apoyo a la Democracia y a la República (foto) del 24A

La respuesta destructora del peronismo K no se hizo esperar, porque también existe y es justo expresarlo, un peronismo republicano minoritario. Pero Cristina Kirchner, que representa el antisistema y la corrupción, llamó a Alberto Fernández y le dijo que dejara de lado la moderación y comenzara la destrucción. Y como buen marioneta así lo hizo. Comenzó nuevamente un feroz ataque al sistema democrático, una embestida a las instituciones, a la economía, que el miércoles 28 de Agosto puso en vilo a los argentinos, en un nuevo intento golpista para desestabilizar al Gobierno Nacional y destituir a Macri, con el expreso apoyo de grupos narcos.

El objetivo, incendiar todo. La reunión con el FMI donde sembraron el terror al pedirle a sus representantes que no hagan el siguiente desembolso; En simultanea, Grabois movilizando a todos los movimiento piquteros, cortando la 9 de Julio y la Autopista 25 de Mayo, en una clara demostración que no quieren el bien del país, no creen en la democracia. El viernes prometen otra embestida.

Nueva devaluación provocada por el peronismo, por Cristina Kirchner que quiere imponer el Comunismo del siglo XXI, con el apoyo de Castro, de Maduro, de Evo Morales y de Putín. El Foro de San Pablo despliega sus peores armas para apoderarse del poder en la Argentina. Y es precisamente eso lo que está en las elecciones generales de octubre. O seguimos siendo una democracia republicana perfectible o nos convertimos definitivamente en un socialismo castrista, chavista y de neto corte comunista. La palabra el voto lo tiene el pueblo y la fecha es el 27 de octubre de 2019. La contienda electoral será entre la Democracia Republicana y el Foro de San Pablo. Argentina en vilo una vez mas, pone en juego su futuro y su existencia misma.