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Ciudades

Violento asesinato de un cuidador de cabras en Andalgalá

Un humilde trabajador, pastor de cabras, Don Humberto Saracho (68) que vivía solo en una precaria vivienda fue brutalmente asesinado y su cuerpo hallado en un avanzado estado de descomposición, por lo que los pesquisas policiales suponen que el crimen se cometió hace varios días.

El occiso había sido visto por última vez hace dos semanas aproximadamente. Vivía en en una precaria casilla en la localidad de Jumalao, en las afueras de la ciudad de Andalgalá. Según refiere el portal Catamarcaencana.com, un vecino se mostró sorprendido al no tener novedades y cuando fue a buscarlo se dio con la peor noticia: lo encontró sin vida y dio aviso a la policía. Con el correr de las horas se confirmó que presentaba secuelas de varios golpes en su cráneo y sus pertenencias estaban revueltas.

La policía tomó conocimiento del suceso el jueves alrededor de las 21, cuando el vecino de apellido Alba llegó hasta la comisaría departamental de Andalgalá. El hombre, que vive en un puesto cercano, relató que había ido a visitar a Saracho, pero que le llamó la atención porque las puertas estaban cerradas y alcanzó a observar por una ventana su cuerpo en el piso .

Rápidamente, se puso en conocimiento a los fiscales de la Segunda Circunscripción Judicial, Alejandro Scidá y Soledad Rodríguez, quienes se trasladaron hasta el paraje distante a 1,5 kilómetro del centro andalgalense. Su familiares residían en la “Perla del Oeste”.

La victima fue hallada muerta en medio de manchas de sangre en las afueras de la vivienda y que las puertas estaban cerradas con candado. Personal policial logró tirar abajo la puerta de una habitación y observó que bajo de varios objetos estaba el cuerpo de Saracho, tendido sobre el suelo, boca arriba.

Tras el lamentable hallazgo y la fuerte sospecha de que se trataría de una muerte violenta es que se preservó la escena hasta que se produjo la llegada de los fiscales y de una comisión conformada por personal de la División Homicidios y Criminalística. Tras el arribo de los especialistas se pudo comprobar que el cuerpo presentaba un golpe en su cabeza y que estaba en un avanzado estado de descomposición. El tiempo de muerte sería de 10 a 15 días.

En horas de la tarde, el cuerpo fue retirado del inmueble y llevado hasta el hospital zonal para la realización de la operación autopsia que determinó que la causa fue un “paro cardiorrespiratorio por traumatismo cráneoencefálico grave con fractura y hundimiento de región frontoparietal temporal derecha de cráneo”. Estos golpes habrían sido provocados por un palo o una piedra. Hasta anoche no se había encontrado el arma homicida.

Móvil

Otro elemento que llamó la atención a la pesquisa fue el importante desorden que había en otro sector de la casa, lo que indicaría que el móvil del ataque haya sido el robo.

Según trascendió el hombre obtenía dinero de la venta de animales, pero no se pudo precisar el faltante, ya que su familia aún no había podido ingresar a la escena del crimen.

Sobre éste tipo de crímenes, la ciencia penal argentina se ha extendido largamente: "Para Ricardo Núñez, el homicidio “criminis causae” encuentra su agravamiento en una conexión ideológica que puede ser tanto final como causal, y la esencia de tal subjetividad reside en la preordenación de la muerte a la finalidad delictiva o posdelictiva, no bastando la concomitancia del homicidio con el otro delito.

Por su parte, Sebastián Soler dice que la figura el art. 80 inc. 7 se caracteriza por la conexión entre el homicidio y otro hecho, siendo su carácter específico el aspecto subjetivo de esa conexión, la que puede ser final (matar “para”) o causar (matar “por no haberlo logrado”)

Carlos Creus entiende que esta agravante es estrictamente subjetiva, ya que se exige que el homicidio se conecte ideológicamente con otro delito, pudiendo ser tanto causal como final. Lo imprescindible es el dolo directo más la conexión subjetiva que se tiene que dar en el agente, no bastando la concomitancia ni el concurso entre ambos delitos.

Para Justo Laje Anaya y Enrique Gavier se puede advertir que en el dispositivo hay una conexidad de carácter ideológico, final o teleológica, en la que el homicidio, en la mente del autor, aparece como un medio idóneo y conveniente para materializar sus propósitos delictivos. No basta entonces, la mera concomitancia o concurrencia del homicidio con el otro delito, situación que debe tratarse este de  un robo como quedaría en el art. 165 del C.P., sino que es menester que aquél, subjetivamente se conecte con alguno de los objetivos enunciados en el tipo, en relación de medio a fin con el otro delito cometido o a cometerse. Distinta resulta la situación en el homicidio causalmente conexo, en el que es imprescindible que antes del homicidio, el otro delito se haya consumado o al menos tentado, porque su causa es precisamente el desengaño del autor, al no haber obtenido el resultado apetecido

Si se confirma el robo seguido de muerte y su conexidad, el asesino podría recibir la máxima pena establecida por el Código Penal Argentino.

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