Nadie puede estar ajeno a las "fotos políticas" de los dos últimos días, tanto en Catamarca como a nivel nacional. Y las fotos y las reuniones hablan por sí solas. Veamos qué hay detrás de las fotos.

Claramente, con la visita que hizo la ex presidente Cristina Fernández a la sede del Partido Justicialista y el hecho de haber participado en las deliberaciones con todos los presentes del partido en cada provincia también es un síntoma que el peronismo está más dividido que nunca.

El Partido y la boleta con Evita y Perón en el trasfondo son de la candidatura de Cristina, de eso a partir de ayer ya no hay dudas. Y en Catamarca es el mismo escenario.  Es una forma de ir aclarando el panorama.  Si los lectores observan bien la foto del Consejo Nacional Justicialista, hubo muchos presentes y también, grandes ausentes. Y cuando decimos grandes, incluimos a dirigentes que en la urnas andan muy bien.

El panorama vernaculo se presenta muy confuso para la opinión pública, aunque en su visita a Buenos Aires, la gobernadora se encargó de aclarar, aunque oscurezca. Lucía Corpacci sabe que un tercer mandato consecutivo está muy mal visto en la gran mayoría de la sociedad catamarqueña. Aunque siempre existe un grupo fundamentalista que le importa un bledo el "qué dirán" y exacerban los animas de la mandataria para que vaya por todo.

Corpacci funciona en sintonía con Cristina Kirchner, ya que en su paso por la ciudad de Buenos Aires, fue a visitar a la ex presidente al Instituto Patria con su delfín y seguro candidato a Vicegobernador, el actual intendente de Fray Mamerto Esquiú, Guillermo Ferreyra, qué sí va por otro mandato allí, pierde con seguridad. (foto).

En Catamarca, un tercer mandato de Lucía Corpacci complicaría la vida de Raúl Jalil al extremo, porque es difícil asociar su figura a un tercer mandato en la intendencia municipal de la capital provincial cuando ha expresado en reiteradas oportunidades su profunda vocación para ser el próximo gobernador de Catamarca por el PJ, mal que le pese a Ángel Mercado y a Raúl Chico, sus principales detractores.

Un tercer mandato consecutivo de Lucía Corpacci sería borrar con el codo lo que escribió con la mano, refiriendo al discurso de inauguración de las sesiones ordinarias de la legislatura provincial, donde claramente abogo por el límite a los mandatos ininterrumpidos. Como sueles hacer muchos políticos con las buenas propuestas, son para otros y ellos no están comprendidos en las generales de la ley.

Seguramente Cristina Kirchner se ocupó de envalentonar a la gobernadora para que, fiel a su estilo, vaya por todo. Es que Cristina necesita de Lucía para sumar votos, los que sean. Y con Raúl Jalil, el que sumaría sería el candidato a Alternativa Federal, que al decir del triunfante gobernador de Córdoba, ellos encarnan el "Peronismo republicano y federal" toda una definición cargada de sentido diferenciador.

Es que las ideas de Cristina van par el lado de Antonio Gramsci, y las ideas de Schiaretti para lado de Alberdi, aunque suene ridiculo. Este gringo cordobés todavía suscribe el sistema republicano representativo y federal y solo esa expresión merece un caluroso aplauso. En cambio, quién aboga por modificar el contrato social, abolir la división de poderes y otros propuestas bien populistas, ya conocidas por todos,  es que nos está enviando un mensaje al que debemos prestar atención, es un mensaje ajeno a nuestra cultura política y a nuestras tradiciones institucionales.

En Catamarca también existen peronistas que suscriben el sistema republicano, pero son minoría. Entonces para las presidenciales, se vislumbran tres ideas bien concretas. Una, la pragmática, está en el poder y va por la continuidad; otra, bastante parecida a la primera, va con postulados sociales similares pero seguramente pensando en mantener el gasto social sin límites y patear la pelota hacia adelante sin el FMI se lo permite y Cristina, que se apoderó del PJ que va por el cambio de sistema, hacia un comunismo disfrazado que era la propuesta del anarquista italiano fundador del partido comunista en la primera mitad del siglo XX, con ideas que están bien lejos del FMI, de la propiedad privada y de las libertades individuales. Todo el combo sin poder judicial y sin procesos penales molestos.

En octubre, el sufragio popular tiene el protagonismo.